jueves, enero 31, 2008

Historias de motivación: Los médicos de la risa.

Es conmovedora la manera como la sensibilidad de ciertas personas las motiva a involucrarse con la felicidad de los demás.

Dejar de pensar un instante en nuestra propia necesidad para involucrarnos con los otros, es una tarea difícil de llevar a cabo. Y sin embargo, el planeta está regado de ese tipo de personas, afortunadamente, pues son un ejemplo de que en el mundo no todo es sombrío, hay mucha luz en ciertas acciones.

Hace muchos años, en 1986, Michael Christensten, director de los clowns del Big Apple Circus de Nueva York, recibió una invitación para presentarse en un Hospital de New York, para la cual decidió presentarse como un nuevo médico del nosocomio.

El resultado de esa visita fue un acto de maravillosa solidaridad humana, pues Christensten había experimentado en carne propia la magia que produce la risa en la salud de las personas, el impacto profundo que tiene en los niños enfermos.

Entonces decidió fundar el Clown Care Unit en los Estados Unidos. Anclándose en el trabajo previo que Patch Adams realizó con sus estudios sobre la Risoterapia. Posteriormente, una clown peruana, Wendy Ramos, siguió el ejemplo de estos hombres y con un grupo de clowns visita a los niños hospitalizados.




Hace unos meses, un terremoto sacudió terriblemente Pisco, una ciudad peruana al sur de Lima. La tragedia fue grande, muchas casas se vinieron abajo, en una iglesia murieron más de 40 personas que escuchaban misa. La mañana siguiente, con la ciudad hecha polvo, los rescatistas y sobrevivientes empezaron a remover los cuerpos sin vida, dado que incluso el hospital estaba afectado y que los muertos eran tantos, los cadáveres fueron tendidos en la plaza de armas, para que los sobrevivientes pudieran reconocerlos y procurarles sepultura.

En una situación de tanto dolor y trauma, los niños quedaron profundamente impactados. Fue entonces que los clowns jugaron un papel hermoso y prudencial para hacerles dejar atrás el miedo y recuperar sus sonrisas. La historia más conmovedora es la de un clown lugareño, cuya casa se vino abajo, pero pudo rescatar su maletín con los implementos para su trabajo, y dejando su dolor atrás, convocó a los niños de su barrio para hacer presentaciones y divertirlos.

Siempre podemos hacer algo por los demás, recuérdalo, y anímate a procurarle sonrisas a quienes lo necesitan.


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